El Elbrus, una montaña ideal para empezar a subir alturas. Muy bonita, toda de nieve y hielo y con una zona de aclimatación muy parecida a los Alpes.
¿Alguna vez has pensado en llegar a la cima del Elbrus ?
Yo lo hice, en el 2008 con 25 años y fue la experiencia que cambió mi vida. Gracias a Josu y a David tuve la oportunidad de vivir y sentir lo que era un viaje de verdad.
3 amigos dispuestos a escalar montañas por el Cáucaso y llegar al Elbrus, a la cima de Europa continental.
En este artículo te cuento la historia de este gran viaje y la transformación que supuso para mi. Al final del todo podrás leer algunos consejos sobre cómo aclimatar a la altura o cómo conseguir un viaje al esta magnifica montaña.
Un poco de cultura general sobre el Elbrus
El monte Elbrus es un estratovolcán durmiente situado en la parte occidental de la cordillera caucásica. Concretamente en Kabardia-Balkaria (Rusia), cerca de la frontera de Georgia, la cual, junto con los montes Urales marcan la frontera tradicionalmente aceptada entre Europa y Asia.
Ya está, no más, ¡no quiero que te aburras!
Te dejo con el artículo.
Y si te apetece organizar un viaje al Elbrus, mira al final. ¡¡Yo te puedo ayudar!!
Elbrus (Mingi Tau), el volcán helado del Cáucaso
Gracias a mis aitas, David y Josu, pude cumplir mi sueño, que no era simplemente escalar el Elbrus.
Mi sueño era compartir una gran experiencia con mis amigos y conocer a gente por el camino, ya sea en la montaña, o en cualquier lugar del mundo. — Joseba Zarraga Olabarrieta, Guía de montaña y viajes.
La oportunidad de escalar el Elbrus surgió tras haber conocido a Josu y a David en una salida a los Picos de Europa.
Yo ni siquiera había pasado por los Alpes. Todavía me faltaba práctica con el material técnico de invierno, pero ellos me acogieron como a uno más y en este magnífico viaje me enseñaron a ver que los sueños se cumplen de verdad.
Los glaciares que vi por primera vez, con sus grietas abismales, los paisajes, sus gentes…
La belleza del Elbrus visto desde el Pico del hambre donde estábamos aclimatando casi en solitario.
Me hicieron ver y sentir una de las cosas que más me atrae de la vida: La aventura y el hecho de recorrer lo desconocido.
En ese camino conocí lo distinta que es la vida fuera de nuestra casa y al mismo tiempo, lo duro que puede llegar a ser el día a día de las personas que viven en la montaña.
Viaje al Elbrus – Día 1: Bilbao – Madrid – Moscú
El viaje comenzó en Bilbao cuando los tres nos juntamos en el aeropuerto. Lo primero que gritamos emocionados fue:
¡Nos vamos al Elbrus!
Pesamos nuestro equipaje (una mochila grande + una mochila pequeña) y repartimos el peso.
– Una Mochila grande: 21 kg.
– Otra pequeña (equipaje de mano): 6 kg.
Volamos de Bilbao a Madrid (1h) y de Madrid a Moscú (5h 30min) con Iberia. Como el límite estaba en 23 kg facturados y 10 kg de mano, no tuvimos problemas.
Viaje al Elbrus – Día 2: Moscu – Mineralnye Vody
Al recoger el equipaje es muy importante enseñar los resguardos de equipaje. Guárdalos hasta acabar el viaje al Elbrus.
En el aeropuerto de Moscú nadie habla inglés ni muestra el mínimo interés y en el avión que nos lleva a Mineralnye Vody casi tenemos que dar pedales para que vuele (risas).
Tras varias horas en el aeropuerto de Domodedovo (Moscú), tocaba volar a Mineralnye Vody, aeropuerto desde donde salimos al valle donde se encuentra el Elbrus. Concretamente a Terskol.
Utilizamos la compañía rusa S7 (Siberian Airlines), donde el límite de equipaje es de 15 kg de equipaje facturado y 5 kg de equipaje de mano.
- Nos pasamos de peso, bastante además, pero llevábamos solo lo necesario para poder realizar la expedición al Elbrus.
- Por eso escondimos/cargamos todo lo posible con nosotros sin pesarlo (incluidas las botas de expedición).
- Finalmente tuvimos que pagar unos 19 kg extra a 115 rublos por kg, lo que hace un total de 2,185 rublos a pagar entre tres. Unos 30€.
En Mineralnye Vody, a la salida del aeropuerto nos recoge nuestro taxista. Tenemos un viaje de 3h hasta Terskol con una carretera muy bonita según nos acercamos a las montañas. En ningún momento pudimos ver el Elbrus pero yo lo imaginaba durante todo el camino.
Este transporte lo contratamos desde casa, por internet. Esto es bueno ya que te permite salir del aeropuerto y no pelear con el transporte local.
Finalmente llegamos al hotel, donde el recibimiento es excepcional, con risas, méteo, explicaciones, ***kalashnikov, etc. incluidas.
***Explicación Kalashnikov:
Entre risas, presentaciones, información… el dueño del hotel nos preguntó si nos hacía falta gas para cocinar en el campo base.
Yo le respondí tan pancho:
-No, ¡hemos traído 7 bombonas de gas!
Eran las típicas bombonas pequeñas de montaña. Los necesitábamos para cocinar nuestra comida en la semana de aclimatación previa a la ascensión al Elbrus. También los necesitábamos para el campo base del Elbrus donde las temperaturas bajaban a -17ºC por la noche.
Un té caliente era dios en persona.
El tío flipó tanto que lo primero que hizo fue coger mi billete de avión, darle la vuelta y enseñarnos el dibujo que aparecía en el reverso.
Una bombona con un prohibido gigante en ROJO.
Entonces pilló confianza y bromeando nos decía:
-¡Basque Basque!
– jajajajajaj
-¡You are Basque!
Con la bromita empezamos a hablar del tema, el tío se emocionó, ya que estábamos cerca de la frontera de Osetia del Norte (que por cierto, más tarde contaré que entramos en zona de guerra) y él era un empedernido pro Osetia.
Así que tan pancho se fue al armario y nos sacó un rifle AK-42, o más conocido como Kalashnikov.
¡Bua!
empezamos todos a reír a carcajadas.
Y más risas…
¡¡Cómo pesaba el cacharro ese!!
Tenia hasta mira láser.
Viaje al Elbrus – Día 3: Montañas. Semana de aclimatación
Tras desayunar fuerte, cogimos un taxi por 400 rublos que nos lleva hasta el campamento Shkhelda.
Allí registramos nuestra expedición (planning, miembros, etc.) ante los aburridos militares que custodiaban la zona.
Desde Terskol hasta Shkhelda había unos 40 minutos en furgoneta.
Desde aquí comienza la ruta que nos lleva hasta Green Hotel, una zona de acampada que dispone de agua potable y unas vistas impresionantes.
Empezamos cuesta arriba, con nuestras super mochilas y por no preguntar, seguimos el camino equivocado (hacia la derecha) hasta el inicio del glaciar Shkhelda. Llegar hasta allí nos llevó aproximadamente 1h 30min.
Tuvimos que deshacer el camino andado, caminar en la dirección correcta (hacia la izquierda), subiendo por un amplio camino hasta la base del glaciar de Green Hotel.
El paisaje impresionaba. Y más a mí que el mayor glaciar que había visto hasta entonces era el del Aneto.
Green Hotel – El campamento con vistas al Elbrus
Tras aproximadamente 2h 45min con el mochilón a cuestas llegamos a la explanada Green Hotel, donde instalamos el campamento base para los próximos días.
Se trata de un lugar para acampar excepcional, al pie del glaciar y con fuente. A lo lejos se divisan las cumbres del Elbrus.
Hay basura, pero no llega a ser alarmante teniendo en cuenta que estamos en Rusia.
Preparamos el campamento, cenamos y tuvimos la oportunidad de disfrutar de unos paisajes impresionantes. Estábamos en un lugar excepcional, con poca gente acampada y muchísima ilusión por comenzar nuestra aclimatación para subir al Elbrus.
Viaje al Elbrus – Día 4: Ascensión bajo los relámpagos
Nos levantamos a las 4:30 de la mañana.
Yo estaba cansado y, para colmo, el tiempo pintaba mal, estaba lloviznando. Pero la ilusión que recorría mi cuerpo era mucho mayor que todas estas circunstancias adversas que rodeaban a este oscuro día…
• Llovía, pero poco.
• Hacía frio, pero poco.
• Estábamos 3 en la tienda y a penas pude dormir, pero me daba igual.
Para mi todo era positivo
¡¡excepto una cosa!!
– ¿Cómo que sólo hay dos galletas por persona?
Eso fue lo primero que dije cuando salí de la tienda…
Me dijeron que ese era el desayuno.
¡¡Menos mal que había café!!
Ascensión con vistas al Elbrus
Tras desayunar, iniciamos la ascensión hacia nuestra primera cima, el Viatau de 3,820m y una dificultas de – 1B.
Comenzamos la ascensión por la izquierda del río, justo antes de llegar al glaciar. Había que subir por una morrena que quedó tras el deshielo del gigantesco glaciar que teníamos en frente.
El paisaje era alucinante y eso que no veíamos más que unos metros debido a la espesa niebla y la lluvia.
Pero a mí me daba igual. Era un chico de 25 años que soñaba con su primera gran cumbre. El Elbrus era casi un sueño hecho realidad. Pero era cauto porque con sus 5642m de y sin experiencia en altura, había muchas cosas que podían salir mal.
A la media hora yo ya estaba todo mojado, pero sólo por fuera, me salvó el dineral que dejé en comprar un buen equipo, que creo que es indispensable para aventurarse en la alta montaña.
Yo no sé qué pensarán otros, pero para mí la sensación de frío y el estar mojado es horrible, por eso creo que merece la pena gastar en equipo para prevenir situaciones que pueden ser de riesgo.
Así, bajo la espesa lluvia adelantamos a unos rusos que también estaban de expedición. No nos entendíamos, ni en inglés ni en ruso…pero no hacía falta.
Nos entendíamos por señas y siempre estaban presentes las sonrisas e intercambios de comida que llevábamos. Más tarde nos volveríamos a encontrar con ellos, pero eso ya es otra historia.
Al final llegamos a la cresta que llevaba a la cima. Casi impracticable por la lluvia y con precipicios a ambos lados.
Y llegaron los relámpagos…
Empezó a llover con más fuerza y los relámpagos no tardaron en llegar. Caían tan cerca de nosotros que casi podíamos sentir la electricidad.
Aquí no había momento para el juego. Esto era peligroso.
Decidimos protegernos cerca de una pared desde donde veíamos los relámpagos caer en las cimas que teníamos al lado.
Llovía y casi nevaba, hacía mucho frío y estando quieto no conseguía calentarme.
Pero no podíamos salir, era demasiado peligroso. Estábamos protegidos, pero si salíamos, seríamos blanco fácil para esas luces tan poderosas.
Desde arriba veíamos a más gente tumbada en el suelo, cubiertos por plásticos esperando a que pasara la tormenta. Era gente que estaba aclimatando para subir al Elbrus. Franceses creo recordar.
El espectáculo era igual de alucinante que peligroso y pasadas las 2 horas estábamos tiritando de frío. Pero las tormentas suelen pasar dejando paso a la tranquilidad y así comenzamos la bajada al campo base, habiendo llegado a los 3.700m y sin haber conseguido la cima.
Yo estaba contento, había respondido bien, estaba con fuerzas y más ganas si cabe para afrontar la ascensión a mi primer 4.000.
La aclimatación para afrontar con éxito la subida al Elbrus había empezado bien.
Primer record personal en altura y con ganas de subir más.
Secando todo lo mojado
Llegamos al campo base justo cuando comenzaba a despejarse el cielo y tuvimos la gran suerte de poder ver el Elbrus al fondo del valle.
El Elbrus, madre mia, que inmensidad.
Es increíble cómo pueden cambiar las cosas de un momento a otro.
En este caso, el tiempo y los últimos rayos de sol de la tarde nos permitieron secar toda la ropa y subir nuestra moral, dejándonos ver unos paisajes que bajo estas líneas os mostraré.
Después de sacar todo de la tienda, cambiarnos de ropa y organizar una liada increíble, pudimos cenar pasta: un plato para cada uno.
La típica pasta de sobre de la cual, 14 días después, acabaría hasta los…
Viaje al Elbrus – Día 5: El Pico del Hambre (4.000 m)
4:30 de la mañana y arriba, a preparar el desayuno (2 galletas príncipe y aguachirle de café con leche condensada).
La intención era subir al Pico Jantugan (3,991m – 2A).
Habíamos hablado con unos eslovacos (tipos duros) y ellos decían que saldrían antes que nosotros, ya que habían visto que la ruta era larga.
Tras andar casi una hora llegamos al glaciar donde nos pusimos los crampones. Yo nunca había andado en un hielo tan puro, las puntas de los crampones apenas entraban en el cristal, pero me sentía seguro.
Ascendíamos a buen ritmo, saltando profundas grietas y llegamos al collado del Jantugan en unas 3 horas.
Estábamos a 3.463 m. Aquí el glaciar se aplanaba dando acceso a diferentes montañas (Jantugan, Bashkara, Goumachi, etc.).
Cambio de planes hacia el pico del hambre
Echamos un vistazo a lo que parecía la ruta de ascenso (cresta este) y nos pareció que la parte superior sería complicada para nosotros. Así que sacamos el mapa, la brújula y echamos un vistazo a las montañas de alrededor.
El paisaje era indescriptible. El Elbrus al fondo se alzaba majestuoso. No me lo podía creer. Estaba eufórico. Tenía una fuerza tremenda, me sentía bien, aclimataba bien.
¡Esto era un sueño!
He visto glaciares en la tele, pero estar aquí, pisar el hielo y saltar esas grietas es una pasada … Share on XLa mole más lejana, aunque con varias grietas, parecía la más asequible de todas. Estaba al final del glaciar, y nos llevó unas 5h llegar a la cima.
Como no tenía nombre, la bautizamos como Pico del Hambre.
Podéis imaginaros por qué…
¡El hambre que teníamos era como para poner un nombre así a una montaña!
El pico del hambre y el Elbrus de fondo
A mí personalmente, esta ascensión me gustó mucho. Quizás porque no había hecho algo así antes, no lo sé. La cosa es que disfruté y aprendí muchas cosas.
Así, tras 9 h llegamos al campamento. Yo estaba bastante cansado. Tuvimos tiempo de descansar y preparar la ruta del siguiente día.
Aquí, en el campamento, los eslovacos nos contaron que habían subido el Jantugan sin mayores complicaciones. Utilizaron varios pitones para hacer rappel en el descenso que nosotros no teníamos, así que elegimos bien nuestra montaña
¡¡¡y encima le pusimos nombre!!!
Viaje al Elbrus – Día 6: Pico Gumachi (3805 m )
Ultimo día de aclimatación, aunque habíamos pensado estar un día mas, tras el “Pico del Hambre”, nos dimos cuenta de que habíamos hecho los cálculos de comida bastante justos.
Así que, después de subir al Pico Gumatchi (3,805m – 1B) tocaba patear hasta abajo. En lugar de quedarnos una noche más en Green Hotel y bajar al día siguiente descansados.
Con esta idea comenzamos la jornada.
El espectacular amanecer me hacía pensar en lo a gusto que estaba, y en que merecía la pena sufrir tanto para ver estas montañas, para intentar la ascensión al Elbrus…
Normalmente esto es lo que piensas cuando empiezas o cuando ya estás descansando abajo. Porque el pensamiento durante la expedición es algo así como
‘‘¡¡Quién me mandaría hacer esto!! &%&!!!!$%&”.
Nos encordamos al inicio del glaciar, aunque evitamos las grietas subiendo por la ladera izquierda directamente hacia el collado del Goumachi.
En la subida alcanzamos a nuestros amigos rusos (que no hablaban ni gota de inglés, pero se comunicaban con nosotros por gestos y voluntad).
Como no, foto de rigor.
En la ascensión al Goumachi la última parte nevada estaba muy inclinada, o al menos a mí me lo parecía. Yo no estaba muy acostumbrado a escalar en hielo pero disfruté mucho de esta parte de la subida.
Todo acabó en cuanto llegamos a la parte rocosa, a la última parte de esta subida que me había parecido impresionante y divertida, a la vez que dura. Aquí comenzaba lo malo, una subida en roca suelta y arena que caía cada vez que la pisábamos.
Eran unos 50 metros para arriba, y desde allí salimos a la última cresta que nos llevaba a la cima. En esta última parte tuvimos que colocar unas cuantas cintas según avanzábamos para no tener ningún susto.
La cima del Goumachi y la panorámica del Elbrus
Al final, tras 4 h 30 min, pudimos disfrutar de esta preciosa cima que nos dejaba ver el Pico del Hambre, el Viatau, y a nuestros pies, el campo base (Green Hotel).
Pero lo más impresionante, lo que a mí me tenía loco era la silueta del Elbrus que se alzaba 1.000 m por encima de todas las montañas del Cáucaso.
Solo pensar que en unos días estaríamos allí arriba me llenaba de fuerzas. Ese pensamiento de ”quien me habrá mandado hacer esto…” no funcionaba en mí.
¡Yo estaba a tope!
Evidentemente, esto no era así, era novato y una vez que bajamos al campo base y cogimos todo el peso me entro un bajón que casi me da algo…
Tras disfrutar de la cima y reponer fuerzas comenzamos la larga bajada hacia el campo base. Recogimos todos los bártulos y seguimos bajando hacia el campamento Shkelda, donde nos recogería el taxi hasta el hotel.
Tardamos unas 2h 15min en bajar por todo el valle y unas 11 horas desde que salimos de la tienda por la mañana.
Todos habíamos pensado lo mismo:
-Qué bien que hemos mandado un mensaje a Tatiana y nos espera un taxi para llevarnos al hotel (son otros 400 rublos).
Viaje al Elbrus – Día 7: Subida al campo base del Elbrus
La noche/ducha/cena/desayuno en el hotel no nos pudo venir mejor.
Aunque el hotel parecía en ruinas desde la calle (estaba en obras), el interior estaba perfecto. Las habitaciones eran limpias, amplias, cómodas y la cena así como el desayuno… delicioso.
Pensarás que es lo que dice uno cuando lleva 4 días desnutrido desayunando 2 galletas y cenando pasta…
¡¡pues no!!
La comida estaba realmente buena. 🙂
A pesar de la mala predicción del tiempo, decidimos prepararlo todo para subir hacia el Campo base del Elbrus (Diesel Hute).
Nos levantamos bastante pronto para poder preparar todo e ir a Terskol a comprar un par de cosas y alquilar un piolet y un par de botas de plástico para Josu y David.
¡Frescos como el primer día!
Compramos también 5 litros de agua para cada uno y las subimos como pudimos (recomendables).
Esto es importante
Antes de partir, dimos nuestros datos de expedición en la oficina de rescate.
Te piden muchos datos pero sobre todo las fechas de comienzo y final de la ascensión para que ellos controlen si bajamos dentro de plazo. Si no es así, lo tomarían como una emergencia.
Mochilón a cuestas y garrafón en mano, cogimos el teleférico más viejo, roto, y ruidoso que yo haya visto jamás. Y así comenzamos la subida al campo base del Elbrus. Concretamente al campamento Barrels (3,800 m).
El teleférico estaba lleno de turistas rusos que iban a pasar un ratito en el glaciar lleno de grietas.
La subida al campo base del Elbrus constaba de tres partes.
- Teleférico ruidoso y viejo, pero cubierto.
- Remontes tipo estación de esquí (imaginaros la situación para montarte con tu mochila gigante y una garrafa de 5 litros).
- Lo mismo, pero tienes que salir del primer remonte corriendo para coger el segundo.
¡Nos reímos mucho!
Cuesta 520 rublos ida y vuelta (en el rojo).
Merece la pena sacar todo de una vez, y guardar bien el ticket (aunque la última parte no abre si hace mal tiempo). Horarios aproximados:
• Subida 8h-17h.
• Bajada 10h-15h.
El mítico campamento Barrels, es el primer campo base del Elbrus, donde se quedan la mayoría de extranjeros.
Nosotros decidimos seguir hacia la zona de Diesel/Priut Hut. Sabíamos que había una buena zona (rocas) para poner la tienda.
Y os preguntareis qué hacen los turistas, normalmente rusos, subiendo hasta Barrels.
Penoso espectáculo en la base del elbrus
Los turistas suben para ver el inmenso glaciar. Un glaciar, a priori, feo.
Y digo feo porque por aquí suben las orugas llevando a los ‘montañeros’ que se alojan en Barrels hasta Pastukhova Rocks a 4.650 m.
Aunque no todos somos así.
Muchos somos buenos montañeros y tan sensatos como para ver que subir en una oruga la mayor parte de la montaña solo sirve para:
• Destruir el glaciar.
• Conseguir que el mal de altura por falta de aclimatación pueda ser fatal.
Subir por un glaciar en vehículo oruga = destruir el glaciar + mal de altura por falta de aclimatación Share on XBien, ¡¡sigo con la aventura!!
Tardamos aproximadamente 1h 20min en subir hasta Priut Hut. Acomodamos nuestra tienda en un lugar con unas vistas increíbles.
Aquí sí que puedo decir bien a gusto la palabra INCREÍBLE.
- Veíamos las 2 cimas del Elbrus.
- El inmenso y este sí, virgen glaciar que en parte nos rodeaba.
- Al fondo la cordillera del Cáucaso, con algunas de las montañas que pudimos subir mientras nos aclimatábamos.
El día que conocimos a Julia.
Qué chica más alucinante… Os cuento:
Mientras montábamos la tienda oigo…
-Hola, ¿de dónde sois?
Y allí estaba Julia, una chica de San Petersburgo que más tarde nos dejó alucinando por su fuerza de voluntad e historias que nos contó.
Lo primero que nos sorprendió fue que:
Esta chica hizo 3 viajes desde Barrels (donde te deja el remonte) hasta donde estábamos ¡¡para subir sus maletas y bártulos!!
-Pero Julia, ¿qué traes? ¡¡Parece que vienes a pasar un año!!
-¡No un año no!
-¡¡Mi gustar dibujar!!
Traía hasta un trípode para poner los lienzos. Y mirad qué dibujos, os dejo un link:
• Ver las fotos del Cáucaso de Julia
• Mira los cuadros que dibuja Julia
Y bueno, hacía un frío de muerte, así que cenamos y nos metimos en el saco. Se congelaba hasta el agua dentro de la tienda a -19ºC.
Viaje al Elbrus – Día 8: Aclimatación en Pastukhova Rocks (4.650m)
La meta en ese momento era subir hasta Pastukhova Rocks (4,650m) para aclimatarnos.
Sabíamos que no era muy largo, así que nos levantamos sobre las 8 de la mañana.
A esta hora la temperatura era soportable, unos 9º bajo cero. Pero sólo el hecho de poner el hornillo con la cazuela y agua ya daba pereza…
Imaginaros el momento de salir del saco. Ese saco de plumas tan calentito y cómodo.
Pasabas de estar casi en pelotas a tener que vestirte en un segundo
Pues bien, conseguimos desayunar, esta vez más de 2 galletas cada uno.
Yo mismo me ocupé de llenar las mochilas de galletas. ¡Yo, personalmente!
Creo que del desayuno depende el óptimo estado psicológico que hace que las piernas y el cuerpo comiencen a funcionar. Así nos pusimos en marcha.
Josu y yo nos adelantamos porque las botas alquiladas (3 tallas más grandes) le estaban haciendo daño a David.
Pero este tío era fuerte y consiguió llegar hasta Pastukhova, donde pudimos disfrutar de unos paisajes…
Pastukhova Rocks – Aclimatando para llegar a la cima del Elbrus
Unos paisajes fascinantes y un cielo azul espléndido, a pesar de que las predicciones que nos dieron en el hotel no eran muy buenas.
Tardamos aproximadamente 1h 45min en subir y aquí la temperatura rondaba los -10ºC. Pero hacia viento, y esto hacia que la sensación térmica fuese de unos 14 º bajo cero.
Estuvimos bastante tiempo ahí arriba, yo nunca había subido tan alto y estaba alucinando.
También sorprendido, ya que no tenía síntomas por la altitud ni sentía nada raro. Sí que noté que el ritmo de subida no era igual que en Pirineos, pero me sentía bien, y con ganas para cuando intentáramos la cumbre.
De aquí bajamos directos al campo base donde comimos, hicimos agua para llenar las garrafas y conocimos a Diana.
La historia de Diana
Diana era una ”señora” que conocimos junto a nuestra tienda de una manera un tanto diferente.
Yo me subí a una roca, justo al lado de la tienda, para sacar unas fotos y allí estaba, al otro lado, tumbada.
Tomando el sol en pelotas (al mediodía el glaciar actuaba de espejo y hacía bastante calor. Tanto como para estar sin ropa tomando el sol).
¡Si estaba en pelotas!
-¡¡Menudo susto!!
Me subí a una roca al lado de la tienda para sacar unas fotos y allí estaba, tumbada al sol en pelotas Share on XMás tarde Julia nos contó que fue campeona del mundo de esquí alpino con la selección de Rusia.
Y no me sorprende.
Allí tenía sus esquís y su mono de esquiadora donde se podía leer ”RUSIA” en grande.
Encima venía ella sola.
Estas rusas estaban locas, pero a mí me gustan esta clase de locas. Gente decidida que hace lo que le gusta. ¡¡sin tener que esperar a nadie!!
La proeza de Julia que tardó 14 h en subir y bajar del Elbrus
Y después de conocer a Diana apareció Julia, a lo lejos, bajando el glaciar.
Bajaba por la ruta que llevaba al Elbrus.
-De donde vendrá…
Venia fatal, tambaleándose. Parecía agotada. Y no tardamos en saber donde había estado. Cuando llegó a nuestra altura dijo:
-Holaaa….
Y cayó al suelo de morros como una tabla cae cuando la sueltas.
Fuimos corriendo a ayudarla, estábamos alucinando y ella susurraba:
-Un poco de té…
-Quiero algo de té…
Así que preparamos un té, la metimos en la tienda y más tarde nos contó que había conseguido subir a la cima.
Ella ya había estado a 5.642m. Dijo que tardó 12 horas en subir.
Es alucinante. Porque eran ya las 6 de la tarde, así que en total tardó unas 17 horas en subir y bajar.
Bueno, estábamos alucinando y lo último que nos dijo antes de quedarse sopa fue…
-Es que tengo mucha fuerza de voluntad…
En una palabra, ÚNICA. Una tía única…
Un consejo de un guía de montaña
Creo que es peligroso hacer estas cosas, el hecho de ir tan al límite, porque si ese desplome lo tiene en el glaciar, quien sabe cómo habría acabado la cosa.
Pero la cosa es que subió, bajó y ahora estaba dormida.
Y nosotros hicimos lo mismo, cenamos y nos metimos a la tienda a eso de las 19:00 h.
En cuanto se metía el sol, las temperaturas bajaban en picado y el saco era el mejor sitio para estar.
Encima, la mañana del día siguiente era el día D.
Decidimos subir a la cima del elbrus, así que pusimos la alarma a las 3 de la mañana.
¡¡Que emoción!!
Viaje al Elbrus – Día 9 : Elbrus W (5.642 m ) y Elbrus E (5.621 m)
Nos levantamos a las 3 de la mañana con todo preparado para atacar la cima del Elbrus.
El frío era acojonante. Tanto que me entraron ganas de cagar a 17 º C bajo cero. Era justo el mejor momento. Me fui al glaciar, hice un agujero, coloqué el piolet para sentarme y pprrfff.
30 segundos era el tiempo que tenía antes de congelarme. jajaja
Después de tomar el té de rigor, iniciamos la caminata. Eran las 3h 45min y entonces consideraba ese día como el más importante de mi vida.
Íbamos pasando a gente en la oscuridad, y esquivamos dos snow-cats que subían para llevar a varias personas hasta Pastukhova Rocks (sin comentarios…).
Los Snow cats eran las orugas que subían por el glaciar.
Fue entonces cuando David empezó a estar mal de las tripas. Por eso bajamos el ritmo.
Tardamos unas 2h hasta Pastukhova, bastante más de lo esperado.
La dureza de una ascensión sencilla
A partir de aquí a David le entró el bajón, iba tocado, mientras yo y Josu subíamos sobrados.
Yo me adelanté un poco. Quería probar hasta dónde era capaz de llegar poniendo un ritmo fuerte.
Josu se quedó con David, le dio de comer, de beber y le marcó el paso. Subían hablando.
Menos mal, no sé si hubiera subido solo (eskerrik asko Josu).” — David.
A las 7.00 am estamos a 4.900 m, donde el camino tuerce a la izquierda hacia el collado de los dos picos. Allí esperé a Josu y a David.
Desde allí, a unos 5.100m, David nos dice que tiremos…
Hacia bastante frío y debíamos seguir sin parar, siempre con la vista en nuestro compañero David. Parece que se recuperó un poco, y todos llegamos casi a la par a la cima.
La sensación más alucinante de mi vida
Tardamos 6h 05 min en llegar la cima del Elbrus West (5.642 m).
La sensación fue indescriptible.
Imagina qué sientes cuando consigues un reto que parece imposible. Para mi entonces lo era, sin dinero, con poca experiencia en estas altas montañas…
Gracias a David y a Josu pude cumplir mi sueño, que no era simplemente escalar el Elbrus.
Imagina lo que se siente cuando consigues un reto que parece imposible Share on XTras gozar de las vistas (me impactó el hecho de apreciar la circunferencia de la tierra) bajamos directamente al collado.
Allí Josu y yo decidimos tirar para arriba, hacia el Elbrus East (5.621 m).
David se sentía cansado y decidió bajar siguiendo a la procesión de gente que regresaba al campamento.
Tardamos unas 3 h más en subir y bajar de la 2ª cima del Elbrus.
Sobre las 3 pm estamos los tres de vuelta en la tienda.
De vuelta en la seguridad de la tienda
Era un momento especial para mi. Un momento que no hubiera vivido sin la ayuda de dos personas que me acompañaron y ayudaron. Esto merecía una celebración, así que preparamos un buen té caliente para comer con las galletas. Yo por si acaso, había llevado de más.
Pasamos la tarde hablando con Julia y Diana, recuperándonos del gran esfuerzo que supone subir una de estas grandes montañas.
Para mí fue un día especial que siempre recordaré.
Ahora animo a todo el mundo a que suba esta montaña. Muchas agencias ofrecen esta opción y, como no, ¡SoyNomada también! .
Viaje al Elbrus – Día 10: Bajamos del campo base para descansar unos días
El primer día de descanso de nuestro viaje fue un bálsamo para las piernas… Bajamos a Terskol.
La intención era devolver el material alquilado, des-registrarnos en la oficina de rescate y buscar un camping donde montar la tienda para darnos una ducha.
Teniendo en cuenta que de 100 habitantes solo dos chapurreaban algo de inglés, nos llevó un par de horas deducir que no había campings en el pueblo.
Por 500 rublos la noche cogímos una habitación con cuatro camas, a compartir con “mofetilla-marmotilla” (un siberiano un poco alocado).
Aprovechamos también para llenar la mochila con todo tipo de jerséis de lana y bufandas. eran naturales, de muy buena calidad.
¡Qué gozada!
Esto hizo que a mí, en particular, no me entrase todo lo que tenía que llevar a casa. Por eso dejé mis viejas zapatillas de trekking en el balcón del hotel.
Aún así no fue suficiente, tendría que ponerme la ropa de montaña para ir en el avión.
Mis salchichas
Para acabar la tarde, decidimos ir a un súper a comprar algún vicio para llevar a la tripa.
David y Josu querían acabar la pasta que teníamos y yo compré unas salchichas un poco raras para hacer un buen bocadillo.
Nos pusimos a cocinar en medio de la calle y enseguida nos rodearon los locales un tanto asombrados. No tardamos en entablar conversación, medio en inglés, medio en signos.
Recuerdo esas salchichas.
Las cociné con el hornillo y comí medio bocadillo, hasta que me di cuenta que algo fallaba…
Las había sacado de su envase, pero no les había quitado el plástico que las resguardaba…
Dicen que para el hambre no hay pan duro. Jajajja
Estas salchichas crujían de una forma muy rara…
Viaje al Elbrus – Día 11: Chegetkarabashi (3.461m)
Tras el día de descanso, y siguiendo el plan, tocaba una excursión a la montaña donde ‘todo’ el mundo sube para ‘aclimatarse’ antes de ir al Elbrus.
El el Chegetkarabashi (3,461m).
Subimos ligeros (con una mochila para los tres): agua, barritas y Gore-Tex.
El tiempo estaba nublado, incluso caía alguna gota de lluvia. El camino subía en zig-zag desde el pueblo de Cheget siguiendo la línea del teleférico.
Tardamos unas 3h 30min a paso muy tranquilo, haciendo una valoración del viaje y recordando grandes momentos.
- Las salchichas.
- Mis pesadillas a grito pelado.
- “terrorist” y el kalashnikov.
- Julia.
- La corresponsal de guerra.
- Mack.
- La vaca electrificada.
- El Pico del Hambre de 4.000 m o más.
- Los “txomins con botijón” y compañía, etc.
Eran nuestras historias de viaje. Solo nuestras, las que habíamos creado.
Por eso este viaje fue para mí uno de los mejores de mi vida.
¡Qué bien lo pasamos!
Viaje al Elbrus – Días 12, 13 y 14: Vuelta a casa
Se acabó la montaña. Cumplimos todos nuestros objetivos y estábamos felices.
Dedicamos el último día a caminar por el pueblo.
Visitamos varios mercados, donde regateamos para comprar algunos regalos y pósters (por cierto, ¿alguien los ha visto?)..
Y ya el día 13 comenzó la vuelta a casa.
Fue Andrew, el dueño de la agencia, quién nos llevó al aeropuerto de Mineralnie Vody
Había caravana y la conducción era temeraria. Tardamos unas 3h y media de sustos y risas.
Al entrar en el aeropuerto le ponen una multa porque el coche no tiene cinturones traseros.
Para acabar bien el viaje… jajjaja
Nos acompañó hasta el mismo mostrador, donde nos despedimos y pesamos los bultos.
Otra vez nos pasamos ligeramente, pero ya sin comida, sin gas y con las botas puestas (alguno hasta con los gallumbos en la cabeza) conseguimos no pagar ningún kg extra.
La primera historia del aeropuerto de Moscú
Con 8 horas de escala por delante algo había que hacer. Fuimos a comer algo y vimos un cartel que ponía bufet libre.
Nosotros entendimos que podíamos coger un plato y llenar todo lo que podíamos pagando siempre lo mismo.
¡¡¡bua!!!
Yo no dudé ni un segundo.
Cogí un plato y me hice un castillo.
Lo mismo hicieron Josu y David.
…..
70 € que nos tangáron por no entender bien cómo funcionaba el tema. ¡El precio era a peso!
Evidentemente no pudimos acabar todo lo que habíamos cogido.
La segunda historia del aeropuerto de Moscú
Pasaban las horas y yo estaba cuidando el equipaje mientras mis amigos dormían.
Entonces 2 chicas y su madre se sentaron a mi lado.
Empezamos a hablar. Eran de Turkmenistan y a mi me llamó la atención una cosa. La dentadura de la madre era toda de oro.
Hablamos durante horas e incluso compartimos e-mails y direcciones.
Nunca volvimos a contactar…
Pero hoy, re-escribiendo esta historia he pensado en buscar los papeles de aquél viaje y escribir a esta maravillosa familia. Siempre me acuerdo de ellos y creo que sería bonito contactar otra vez.
Así pasaron las horas, llegamos a Madrid y contamos con los dedos el tiempo que nos quedaba para llegar a Bilbao y dar un abrazo a los nuestros.
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Entonces tienes 2 opciones.
1. Si quieres viajar al Elbrus por tu cuenta o con los tuyos, te ayudamos a organizar el viaje.
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Ahora te toca a ti
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2 comentarios
Buenos días estoy pensando en ir a elbrus por libre tienes idea de como reservar alojamiento en alguno de los refugios?
Barres, pirut o diésel?
Tienes el. Mail para ponerme en contacto con alguno de ellos
Muchas gracias
Hola Eduardo, nosotros te podemos ayudar con la organización de tu viaje al Elbrus. Si te interesa el servicio de asesoría, podemos ayudarte con toda la gestión que necesitas, sobre todo con tema de pasaportes, permisos de subida al Elbrus, como llegar, hotel de confianza, refugio, aclimatación en la zona…
La verdad es que Rusia no es sencillo.
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El año pasado ayudamos a un grupo y a otro chico que viajaba solo y todo fue rodado.
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